Saturday, January 08, 2005

yume-mita

Hoy tuve un sueño y he esperado todo el día para contártelo:

Soñé que era verano y tenía que estudiar. Estaba en una gran casa antigua de algun familiar al que no nunca visito. Soñé que una niña, varios años menor que yo, aparecía de repente en mi cuarto, decidida a ocupar la cama contigua a la mía. Era mi prima "lejanísima", decía con un acento infantil graciosísimo, y nuestra tía (lejanísima también) le había dicho que ella dormiría conmigo. Me llamó la atención lo poco que se parecía a mí, tan menudita, rubia, con el pelo rizadísimo.

Antes de que me diera cuenta, la había adoptado como si fuera la hermana pequeña que nunca tuve. De broma me llamaba "su segunda mamá".

Al año siguiente volvimos a coincidir en la misma casa, Cristinita había crecido pero seguía siendo una niña pequeña; mi niña, mi pequeña.

Durante unos pocos años vi cómo crecía de verano a verano, y cómo conservaba sus ricitos, su linda sonrisa y su carita adorable, aunque cada vez más adulta.

Aunque seguíamos estando tan unidas como siempre, los años no pasan nunca en vano. Empezamos a faltar la una o la otra en la casa de nuestra tía (lejanísima), y coincidíamos ya muy pocos veranos. Cuando empecé la universidad dejé de tener tiempo para ir a veranear allí, y con eso se perdieron nuestros encuentros. No es que me hubiera olvidado de mi pequeñita, pero tenía (o eso creía) otras cosas más importantes que hacer y en las que pensar.

A los 23 pasé una temporada en casa, al acabar la carrera, y una tarde oí a mi madre nombrar a "la sobrina de su primo segundo, la prima Cristina", que al parecer había crecido "un montón" y estaba "guapísima". Aun entonces no me había olvidado de ella, pero ya me parecía un recuerdo de mi pre-adolescencia, casi niñez, aquella primita lejana ("lejanísima", aun oigo como me decía) de la que tan agradable recuerdo guardaba. Sí, mi primita.

- "Lejanísima", acuérdate! - me estaba diciendo ahora una "casi veinteañera" rubita, con el pelo rizadísimo, pero aun con ese deje infantil en su acento.- Claro que sí, cómo olvidarlo - respondía yo sin parar de sonreír. Nos habíamos encontrado, como son estas cosas, por casualidad, en una ciudad que no era ni la suya ni la mía; y yo que me había quedado mirando a esa chica rubia que me era tan familiar, no la había reconocido hasta que, habiendose puesto en pie de un salto había corrido hasta mí y casi gritado mi nombre con asombro. "Cristina!", había pensado yo a la vez. - Además de hablar igual, sigues igual de chiquitita - provoqué. Me respondió con una mueca, con un toque infantil, como en todo lo que hacía - ¡Si hasta haces pucheros! - reí.

Todo esto soñé, y te lo quise contar, porque después de nuestro encuentro como primas lejanas ("lejanísimas"), nuestra nueva amistad de adultas, la torpeza al llevar nuestra relación -"quasi-incestuosa"- un poco más allá... después de todo eso, después del sueño maravilloso que fue eso y lo que vino después, soñé que la perdía. Y seguí soñando, soñé que no me quedaba nada más.

"No fue un sueño, cariño, pero volví y sigo aquí, aquí contigo".

1 comments:

Alba said...

lo sé, es super cutre y me da verwencita poner esta desgracia de *cuento*, pero, para q lo sepáis este es el "capítulo" nº2 de una serie q voy a titular "Fantasías Estúpidas". que cuál era la primera? how dare you ask that?? pues la de "el uno, el dos, y el tres, y sigue contando un poco más". cuál sino?? :P
there