Bajé a por un vaso de agua y me quedé plantada delante del reloj de la cocina, ese de madera con las agujas al descubierto. Siempre me había hecho sentir incómoda, ese reloj. Con todo al aire, como si el tiempo fuera algo tan frágil que pudiera ser manipulado sin siquiera tener que desmontar ninguna tapa.
Algo no cuadraba. Marcaba las tres y diez, pero eso no podía ser. No parecían las tres y diez. No podía ser, yo no me sentía como si estuviera viviendo una hora de representación tan asimétrica.
Entonces caí en la cuenta de que la aguja que marcaba las horas estaba demasiado adelantada. Estaría sobre el seis antes de que la aguja minutera avanzara su parte para darle permiso.
Conozco el mecanismo del reloj, yo misma lo monté sobre el soporte de madera, así que sé que las agujas no están conectadas entre sí. Se mueven mediante engranajes totalmente distintos, lo cual ya tiene bastante poco sentido. Así que alargué la mano y, tomando la aguja más pequeña entre el pulgar y el índice, la retrasé unos cuantos grados.
Algo había mejorado, pero la sensación de inadecuacidad se mantenía. Probé a darle un toque al minutero, unos cuantos pases al segundero. Cada vez sentía que me acercaba más, pero siempre faltaba un poco.
Fui cogiendo carrerilla y las horas pasaron mientras manipulaba el tiempo del reloj de agujas desnudas de la cocina.
Estaba ya tan cerca. Un toquecito más y... Sí, ya lo tenía. Eso era, no eran las tres y diez, eran las seis menos cinco.
Reparé en que los primeros rayos de luz ya se colaban por los huecos de la persiana y mis ojos buscaron instintivamente el reloj digital del horno: las cinco y cincuenta y cinco.
Aliviada, dirigí mis pasos hacia mi cama: por fin se había acabado esa maldita noche.
Saturday, May 26, 2007
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5 comments:
Las malditas noches de insomnio en el que las horas no pasan, se quedan todas encima de uno, así, en el regazo, como si quisieran que les cantases una nana para pasar el tiempo (que no pasa, se queda en tu regazo a que le cantes).
Un besote bien exacto, ajustado según el huso horario de Greenwich.
(Y gracias por tu punto)
Maldito tiempo de insomnio vital. Y maldita vida de insomnio temporal. Si es que tiene algún sentido.
Besotes por valor de un millón de puntos
Yo de eso he sabido siempre mucho.
Aunque la verdad, ya sabes que suelo dormir poco.
Besos, Alba
Me imagino. Ya lo sé, Sonia. Y no sé cómo. Aunque espero que mejor ya.
Besos
Seré una mujer vampiro?
Ah! Qui lo sá. Ya sabes que por otra cosa, no. Me quiero demasiado.
Besos, Alba
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