A veces me pregunto en qué pensaré cuando me esté muriendo, si es que dispongo de tiempo suficiente. No se trata de una reflexión morbosa, sino de un intento de desentrañar cuáles son mis recuerdos primordiales, qué hechos y qué elementos de mi vida forman el nudo y el corazón de lo que soy. En el último instante, ¿a quiénes o qué recordaré? ¿Qué memorias arderán en mi mente cuanto todo se apague? Ese pequeño equipaje es el resumen de toda tu existencia. Uno no muere solo: muere, en realidad, abrazado a su tesoro íntimo, como el tabernero a su cuaderno. Y después todo vuelve suavemente a la nada, como el castillo de arena que la marea borra.
EPS Domingo 10 de septiembre de 2006 - Rosa Montero (c)
Monday, September 11, 2006
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