Desahogo se escribe sin espacio

Mi psiquiatra, es decir, mi madre, opina que no debo reprimir nada. El desahogo es lo único sano, segun ella, sea por el medio que sea, porque cualquier sentimiento o pensamiento estancado es una frustración que se suma dentro de uno. Sólo crea tensión y ansiedad. No quiere que reprima nada, porque no cree demasiado en la medicación (sólo crea adicción) y no quiere tener que recetarme nada. Los remedios naturales, dice, son lo mejor. Tómate un par de valerianas, una infusión y desconecta. Túmbate, cierra los ojos, relájate. No pienses en los estudios, o en que te sientes solo. Tampoco lo reprimas. Háblalo. Ella prefiere (preferiría) que se lo contara todo, que me abriera y compartiera cada pequeño bache y frustración de mi vida. Me dice que llore, que eso también desahoga. Cuando me pilla en uno de esos días en que, efectivamente, necesito un desahogo, sabe exáctamente qué decir para provocarme el llanto. Debe creer que eso me ayuda, no lo dudo, ella no haría nada sino para ayudarme, pues para eso es mi madre, y mi psiquiatra. Sin embargo y pese a todo, por mucho que intente seguir sus instrucciones y desahogarme a la más mínima ocasión o requerimiento, no tengo muchas personas con las que hablar o poder ser totalmente sincero, y en consecuencia no puedo evitar reprimir unos cientos de dudas, reacciones y frustraciones diarias. Sé que mi método de ser todo lo moderado y correcto que pueda con mis problemas para con los demás no es el más adecuado. Pero por muchos consejos y mucha teoría que tenga, ni mi vida ni mis problemas van a cambiar o mejorar, y yo voy a continuar reprimiendo mi ira, mis impulsos verbales, mi llanto, mi deseo de expresar mis necesidades de afecto y comprensión. No es muy difícil llevarlo a cabo, de hecho, mientras escribía estas líneas he reprimido mi impulso de empezar un nuevo párrafo unas 15 veces. Pero, eso sí, lo que no pienso reprimir jamás es compartir, de la manera que sea, todo lo que bien pueda, y hasta lo que me permita este espacio.